Sunday, November 23, 2008

El paciente y La médica: Una inversión de papeles

“La paciente y el médico,” escrito por Silvina Ocampo es muy fácil de entender. Sin embargo, nos deja mucho para analizar. El significado del cuento depende de los papeles tradicionales de la mujer y el hombre. En los eventos románticos, la mujer es la persona dependiente, y el hombre la independiente. Una inversión de papeles es algo raro e interesante.

Algo personal.
Por lo general, me molesta muchísimo compartir algo de mi vida personal. Soy varón y según los estereotipos, no conozco bien las emociones. Hoy, conquisto este medio de la emocional y las comparto.

Es muy interesante que la relación entre el Doctor y la paciente se parezca a una relación mía. Pero en esta relación hay una inversión de papeles. Yo, el muchacho, tomo el papel de la paciente y la muchacha que me gusta toma el papel del Doctor. Hay que calificar: yo no estoy tan obsesionado como la paciente del cuento. Pero a veces pienso que me fijo en esta muchacha demasiado.

La paciente del cuento y yo compartimos los mismos motivos y las mismas estrategias para ganar el amor. Nosotros dos somos las personas dependientes de la relación. Deseamos la afección y por nuestras acciones tratamos de obtenerlo. La paciente le envía chuchearías al Doctor. Yo le construyo varias cosas interesantes de Legos por Mimi:















La paciente le escribe cartas al Doctor. Yo le escribo cartas. La paciente le llama por teléfono, yo le llamo a la muchacha por teléfono también. Nunca he planeado hacer un simulacro de suicidio para ganar la afección. Pero después de cinco años vamos a ver.

Como el doctor, la muchacha no se me expresa bien sus propios sentimientos y emociones a mí. Cuando nos conocimos durante la escuela secundaria, sí, ella se causaba gracia de mí. Pero ahora no. Se parece que ella no valora nuestra amistad tanto como yo. Quizás por mis acciones insistentes de acercarnos, me haya distanciado de ella. Nunca me ha dicho, “Pablo, no.” “No me interesa.” ¿Pero, me ha dejado otras pistas que dicen “No.”? Quizás la esperanza me deje ciego de estas cosas.

En clase, analizamos que la relación entre la paciente y el médico no es saludable -es como la idolatría. No quiero que mi relación con esta muchacha sea así. Espero que yo aprenda algo de nuestro análisis. Espero que yo pueda aplicar la moraleja del cuento a mi vida personal. Hay una expresión “Hay muchas peces en el mar.” Pero todavía no quiero buscar otra muchacha. Quiero mejorar las cosas he estropeado.

Sí, me entristece identificar con la paciente del cuento porque este personaje es patético. Y nadie quiere describirse como así. Pero en la realidad quizás un muchacho dependiente siempre sea patético. Es posible que la muchacha que me gusta perciba mi dependencia de ella como algo poco atractivo. Quizás ella busque el hombre independiente. El muchacho que no necesita obsesionarse de ella. Quizás ella busque el muchacho fuerte para que ella se pueda tomar el papel tradicional, para que ella se pueda depender de él.

2 comments:

t. said...

pablo, estoy segura que tu situación no es *tan* extrema como la del cuento! (y esto es lo único que diré que se asemeje a un "consejo sentimental")

aún así, parte de la experiencia de la ficción es la identificación con algún personaje y, eventual y posiblemente, algún tipo de catarsis o auto-exploración de nuestra propia realidad en comparación a la del cuento y creo que esto post refleja eso.

por cierto, me encanta lo que hiciste con el lego! quizás en lugar de construir cosas para la chica podrías utilizarlos con fines más "terapeuticos"...

Russ said...

¡Ay, Pablo! He tenido una experiencia semejante. Yo pasaba la mayoridad de la novena y décimo grado obsesionado por una chica. Lo que complicaba esa relación es que la chica era LOCA. Me dijo tantas cosas emocionantes y tristes y extraños sobre si misma, y solo después de dos años me di cuento de que casi todas eran mentiras. Yo creo que ella tenía borderline personality disorder. PERO, eso no es lo que importa para tí. Lo que importa es por fin me movía más allá. Duró un rato, pero ocurrió. Tal vez no te parece que va a ocurrir para ti. Quizas crees que siempre vas a quererla y siempre va a hacerte daño. Pero te prometo que algún día va a pasar. Y, aunque no puedes imaginarlo ahora, te sentarás buenísimo.